¿Cómo afrontar una crisis en pareja? 6 claves para asumir una actitud conciliadora

Una crisis se soluciona en gran parte por la
disposición que la pareja muestra para solucionarla.
En las relaciones de pareja siempre habrá momentos de crisis, lo cual no significa necesariamente que se haya acabado el amor; sino que, por el simple hecho de ser seres humanos y de ser diferentes el uno del otro, existe conflicto entre ambos.
Imagina que la relación entre la pareja es como dos barcos que surcan el mar en busca de los mejores peces, mientras se encuentran en mar abierto no hay problema porque las naves, a pesar del movimiento del mar, no se golpean la una con la otra; sin embargo, cuando llegan al puerto y se ubican una al lado de la otra, el movimiento de las olas hará, necesariamente, que las naves, al menos, se rocen y en el peor de los casos, se golpeen fuertemente.
Las parejas están tan cerca que necesariamente habrá roces, y es importante aprender a vivir con ello y saber cómo actuar; a continuación te presento 6 claves para afrontar momentos de crisis en la pareja, en los cuales alguno de los dos deberá asumir una actitud conciliadora para resolver la crisis, de lo contrario ambos, sumidos en el egoísmo y orgullo verán su relación fracasar:
  1. Controlar los agravios contra la pareja: Es obvio que ante una crisis las emociones desagradables como el rencor, la ira, el fastidio aparecen; pero no es necesario ofender, dañar, herir. ¿Acaso tus emociones te dominan? Las palabras que no construyen y que al contrario se convierten en el recuerdo intermitente de lo que sucedió, tal vez hace muchos años, destruye los mejores propósitos de cualquiera.
  2. Evitar discusiones innecesarias: Cualquiera que haya  pasado por una crisis con su pareja sabe que a veces existe un impulso que aparentemente no permite que nos quedemos callados y deseamos seguir hablando, discutiendo; pero ¿Para qué? Pues la razón son el desahogo y el ataque. Nuestro inconsciente cree que aquel que domina terminará ganando en una discusión, incluso sin tener la razón y eso nos impulsa a atacar, a buscar la discusión. El amor implica aprender a superar momentos difíciles, aquellos que nos los han vivido y no los han superado no puede decir que saben amar. En una situación de crisis, suele suceder que el más fuerte es aquel que sabe callar o que no está dispuesto a combatir.
  3. Manejar el lenguaje crítico hacia el cónyuge: Es normal pensar que la pareja tiene siempre la culpa y eso invita a criticarle, sacarle sus errores en cara, echarle la culpa de todo, pero recuerda que en toda relación son dos los que llegaron a la crisis, alguno por hacer y el otro por permitir. Si los dos empezaran a echarse en cara sus errores y a criticarse la discusión no terminaría nunca o terminaría en gritos o maltrato. ¿Qué hacer entonces cuando si hay aspectos a mejorar pero no quieres herir? Actuar inteligentemente, saliendo de ti mismo y buscando el bien de tu pareja, abrazarle, acariciarle y decirle con cariño lo que deseas que él o ella mejore y que tú estás dispuesto a ayudarle en el proceso.
  4. Poner buena cara: El optimismo es fundamental, sin minimizar las dificultades por las que estén pasando, poner buena cara es una forma de decir que crees que todo irá bien y que a pesar de los problemas crees en él, en ella, y confías en que esta es una tormenta que al igual que otras que ya han vivido u otras que están por llegar, pasará.
  5. Utilizar palabras amables: Especialmente en los momentos difíciles es necesario suavizar nuestro lenguaje, evitando frases como 'nunca más', 'siempre es lo mismo', 'contigo es imposible hablar', es mejor cambiar estas frases y palabras por otras que demuestren nuestro ánimo de solucionar el problema, palabras que generen conciliación y no más conflicto, palabras que a fin de cuentas demuestren que estás ahí para solucionar el problema y no para agravarlo.
  6. Compartir más cosas juntas: Definitivamente después de una crisis, es necesario comprender que se necesita madurar, crecer; y lo que nunca fallará a para crecer en pareja es compartir más cosas juntos; compartir espacios donde se genera diálogo, donde se pueda compartir y no simplemente estar juntos. Es bueno ir al cine, pero antes o después debemos generar un espacio para dialogar, es bueno salir a comer, si vamos a dejar de lado los celulares para conversar. Es importante buscar espacios para crecer, conocerse más y disfrutar más de la relación.
Finalmente, ten en cuenta que una crisis se soluciona en gran parte por la disposición que la pareja muestra para solucionarla; esperamos que poniendo estos consejos en práctica logres demostrar que tienes la disposición de arreglar en problema.

Esperamos enriquecer esta publicación con tus comentarios y si crees que alguien puede aprender con lo que aquí has descubierto compártelo para que más personas aprendan a vivir en pareja.

¿Cómo lograr el mejor desempeño personal?

Cada rol que ejercemos es un proyecto que debemos emprender
dando siempre lo mejor, haciendo cada cosa de la mejor manera.
Piensa por un momento en cuántos roles ejerces en el entorno en el que te desempeñas y cuáles son. Por ejemplo, en mi caso soy: hijo, doblemente hermano, amigo, esposo y mi propio jefe. Son roles que implican un desempeño de mi parte y deseo hacerlo de la mejor manera y espero que sea también tu caso: Siempre querer hacer las cosas de la mejor manera.
Cada rol que ejercemos es un proyecto distinto uno del otro, aún cuando todos forman parte de ese gran proyecto llamado vida. Cada proyecto necesita nuestro mejor desempeño personal y eso implica esfuerzo, pero sobre todo tener en cuenta que el éxito se planifica.
Quiero compartirles 4 pasos a tener en cuenta para lograr el mejor desempeño personal en todos nuestros proyectos tanto a nivel personal, familiar y empresarial.
  1. Evalúa en qué situación te encuentras: Estamos acostumbrados a vivir el día a día y pocas veces nos detenemos a pensar en qué estamos fallando o qué estamos haciendo bien. Es importante que evaluemos como estamos desempeñando cada uno de nuestros roles, no solo enfocándonos en lo malo sino también en lo bueno. ¿Qué tan buen hijo, hermano, padre, madre, esposo (a), amigo, trabajador o jefe soy? Es una pregunta que te ayudará a diagnosticar tu situación personal. Imagina que estás perdido en medio de una ciudad a la cual acabas de llegar y llamas por teléfono a un amigo que sí la conoce para preguntarle como llegar a un determinado lugar, lo primero que este te debe preguntar es ¿Dónde estás en este momento? Para poder guiarte hacia tu destino, haz lo mismo, pero pregúntate tú mismo dónde estás ahora. Todo plan estratégico de una empresa está sustentado en un diagnóstico, de los muchos que existen, se suele utilizar el FODA - Fortalezas, Oportunidad, Debilidades y Amenazas; ¿Por qué no aplicarlo para evaluar tu desempeño personal?
  2. Define tus objetivos y metas: ¿Hacia donde quieres llegar? Nuestros objetivos y metas nos dan un horizonte, una dirección, nos indican hacia donde debemos ir. Piensa en un objetivo por ejemplo 'Aprender un idioma nuevo', la meta será definir qué idioma y en cuánto tiempo lo lograré. Es importante conjugar estos dos conceptos el qué (objetivo) y el cuándo y cuánto (meta). Si solo consideramos los objetivos será como buscar la parte posterior de un arcoiris, no se puede, nunca llegarás; en cambio teniendo claro ambos conceptos (objetivo y meta) sabré qué quiero y cuando lo quiero; por tanto un ejemplo más claro puede ser 'Aprender el idioma Inglés dentro de los próximo 12 meses'. Igual sucede con las relaciones de pareja, con un papá, con una mamá, con los hermanos, con los amigos y con el trabajo; es necesario trazarse objetivos y metas que nos ayuden a saber hacia donde vamos.
  3. Aprovechar oportunidades: Para llegar a este punto habrá que tener definidos nuestros objetivos y metas de lo contrario cualquier cosa puede parecer una oportunidad y eso no es así. Por ejemplo, piensa en que estás buscando un nuevo trabajo, derrepente te ofrecen uno interesante a simple vista, pero que no cuadra con tus objetivos personales, familiares ni profesionales ¿Es una oportunidad? Si no has definido tus objetivos puede que lo parezca, pero si tienes claro lo que quieres te detendrás un poco a pensarlo. Las oportunidades están allí, pero alguien que no sabe sus objetivos no está capacitado para aprovecharlas adecuadamente, o en todo caso no tiene la información suficiente para reconocer si es o no una verdadera oportunidad. Teniendo claro esto, aprovecha las oportunidades que se presentan y que pueden ayudarte a avanzar hacia tus objetivos. No quiero poner ejemplos de oportunidades porque para cada persona se presentan de maneras muy distintas, pero si te invito a que estés atento para que las reconozcas y las aproveches.
  4. Tomar decisiones: Tal vez esto sea lo más complicado porque durante todo el proceso es necesario tomar decisiones. Las hay fáciles, pero sobre todo están las difíciles que implican sacrificio, esfuerzo, dedicación, etc. En cualquiera de los casos toma tus propias decisiones, si no lo haces, en la mayoría de los casos, alguien lo hará por ti. Son tus objetivos, es lo que tú quieres lograr, en consecuencia eres tú quien tiene que responsabilizarse por tomas las decisiones que alcanzar dichos objetivos implica. Tomar decisiones no es fácil, pero es más sencillo si sabes hacia donde quieres ir; y el tomar decisiones se vuelve algo tan simple como coherente con tus ideales, objetivos y metas. ¿Esto que quiero hacer me ayuda a alcanzar mis metas personales, familiares y/o profesionales? ¿Sí? Hazlo, ¿No? No lo hagas.
Siguiendo estos pasos creo que tenemos gran parte del camino ganado para lograr el mejor desempeño personal en todos los ámbitos de nuestra vida. Termino esta reflexión con dos frases que siempre me han cuestionado y llamado la atención:
  • "Si no planificas tu futuro, alguien lo hará por ti;... y tal vez no te guste", así que para evitarlo evalúa tu situación, define tus objetivos y tus metas y aprovecha las oportunidades que se presenten.
  • "Actúa como piensas, no vaya a ser que termines pensando como actúas", es decir, vive con coherencia de acuerdo a lo que piensas, de acuerdo a lo que crees; no permitas que tus acciones dominen tu forma de pensar, toma tus decisiones en base a lo que quieres lograr.
Gracias por leer esta publicación, déjanos un comentario o algún aporte y si crees que a alguien le puede servir esta información, comparte esta publicación para que otros también aprendan a lograr su mejor desempeño personal.

El fútbol es muy parecido a la vida en familia

Sea quien sea que gane la final de hoy, meta gol Messi o Muller
 o cualquier otro jugador, la victoria no será de quien anote el gol, será del equipo
La fiebre del mundial, que se repite cada 4 años, termina hoy; y aunque no soy un fanático del fútbol, este, junto al mundial de Francia '98, son los mundiales que más de cerca he vivido; y durante todo este mes que ha durado este evento he pensando en lo mucho que podemos aprender del fútbol; hoy te quiero compartir 5 aspectos que hacen de este deporte, en particular de un equipo fútbol, algo muy parecido a la vida en familia.
Al igual que en el fútbol, el éxito de un miembro de la familia (equipo)
es el éxito de todos y todos nos alegramos por eso.

La familia es muy parecida a un equipo de fútbol porque... 

  1. Es necesario trabajar en equipo: Salvo casos excepcionales, un jugador que llega a anotar un gol sabe que no lo logró solo, sabe que todo el equipo ayudó y puso de su parte para que el pudiera anotar. Existen arqueros, defensas, mediocampistas, volantes, delanteros y cada uno debe cumplir su rol de forma adecuada para que el objetivo del equipo se logre. En la familia sucede igual, está el papá, la mamá, el esposo, la esposa, el hijo, la hija, el hermano; y cada uno tiene una misión dentro del núcleo familiar; que la familia llegue a anotar uno o varios goles, dependerá de que cada uno de los miembros de la familia sepa cumplir su rol y sepa colaborar para que se logre el objetivo y los deseos de la familia.
  2. Cuando no hay un líder o el líder falla el equipo se viene abajo: Me ponía a pensar en los diferentes 'líderes' que han debido guiar a sus equipos; y, aclarando que no soy un crítico o comentarista deportivo, recordaba a Maradona. En el '86 levanta la copa con su equipo, en el 90' Argentina se queda como sub-campeón, en el '94 todo un país confiaba en que este 'líder' llevaría de nuevo a la final a su equipo y al finalizar la fase de grupos, Maradona es expulsado del campeonato por haber dado positivo en la prueba antidoping. El equipo se desmoronó y perdió 3-2 ante un Rumania que no era competencia con Argentina, si estaba Maradona. El líder falló, el equipo se hundió. ¿Pasó algo similar en este mundial (en contextos diferentes) con Brasil y Neymar y con Uruguay y Suárez? Tal vez. En las familias sucede igual, se necesita un líder que guíe al equipo y ese líder, que en la mayoría de los casos es el padre, creo que sería mejor si fuera la madre, tiene más recursos para guiar a toda la familia. ¿Qué pasa si el 'líder' en la familia no es un ejemplo o está ausente? Es obvio la familia se empieza a desmoronar. Familias en las que el padre trabaja lejos terminan, frecuentemente, con problemas de pareja y en la relación padre e hijos; y ni qué decir cuando se trata de padres alcohólicos o infieles.
  3. Existen momento buenos y momentos malos que se deben afrontar juntos: Brasil es el mejor ejemplo de momentos malos en este mundial. Sin duda ya es historia el 7 a 1 ante Alemania, pero habrá que afrontar esta situación juntos como cuando todo el equipo brasileño posó para la foto en el '58, '62, '70, '94 y en el 2002. Porque hay momentos buenos pero también hay momentos malos que habrá que aprender a afrontar juntos. Sucede en el fútbol, sucede en la familia; hay momentos buenos pero también hay momentos malos y difíciles; y es en estos momentos donde la familia deberá aprender a sobrevivir de la mano, juntos; porque los momentos buenos los viven todos, pero los difíciles solo los viven los valientes; y en la familia hay que ser valientes para sobrellevar esas situaciones en las que dan ganas de tirar la toalla, lo cual es más fácil, que abrazarse y afrontar la situación.
  4. El éxito de un miembro del equipo es el éxito de todos los demás: Sea quien sea que gane la final de hoy, meta gol Messi o Muller o cualquier otro jugador, la victoria no será de quien anote el gol, será del equipo (gracias a quien hizo el o los goles claro). Cuando un hijo recibe su título, se casa o tiene un hijo, la alegría no es de él es de toda la familia, no solo felicitan al que tuvo el hijo, felicitan al abuelo y a la abuela, a los tíos y tías, es decir el éxito de un miembro de la familia es el éxito de todos y todos nos alegramos por eso. Vivir en familia es como estar dentro de un ascensor, no importa quien de los ocupantes presione el botón del piso al que quiere subir, todos terminarán subiendo con él.
  5. No importa que tan lejos lleguemos, lo importante es llegar juntos: No importa si se llega a la final como Argentina o como Alemania, o si solo se clasifica al mundial como Camerún y su último puesto en el mundial (al menos se llevan 4 millones de dólares), o si se hace historia como Costa Rica y su pase hasta cuartos; lo importante es que llegaron juntos y su país estuvo presenten en el mundial. Del mismo modo, no importa hasta donde lleguemos, si conseguimos muchos éxitos o mucho dinero, habremos llegado juntos, o al menos ese es el ideal, ¿Te imaginas a David Luiz saliéndose del campo de fútbol después del gol número 7 diciendo 'así yo ya no juego'? Yo no, porque hay que lucharla hasta el final, y en la familia esto debe ser igual, tanto padres como hijos, tienen que lucharla hasta el final, no importa si campeonamos o no, pero lo hicimos juntos y algo abremos aprendido, habrá que aprender a celebrar nuestros logros, aunque aparentemente no sean los mejores, como Argelia que pasa a octavos de final y celebra como si hubiera ganado la final, ¿Por qué? Porque ese fue su logro, y disfrutaron celebrándolo.
Hoy tendremos una parrillada en familia para ver la final, a pesar de que estamos divididos, algunos le van a Argentina y otros a Alemania, veremos juntos el partido y disfrutaremos juntos esta fiebre que, aunque hoy termina, nos deja gratas experiencias y espero, a través de esta publicación, dejarles un aprendizaje ayudándonos del fútbol para la vida en familia. Que gane el mejor.

A todos nos gusta que nos escuchen, pero ¿Sabemos escuchar?

Comunicación
Cuando comunicamos algo queremos toda la atención de quien nos escucha,
pero cuando nos toca escuchar ¿Prestamos toda la atención debida?
Hace un par de días, tuve la oportunidad de dirigir un taller para parejas de novios, el tema 'La comunicación en pareja: Clave para un matrimonio feliz'; un tema bastante importante pero a la vez de mucha sensibilidad; ¿Por qué? Porque a veces las parejas no saben comunicarse y este termina siendo un detonante para conflictos.
Un par de semanas atrás dirigí un taller para un equipo de trabajo, ¿El tema? 'Comunicación eficaz y relaciones interpersonales', el mismo tema que dictaré en un par de semanas para otro grupo; ¿Por qué? Porque no solo las parejas tienes problemas de comunicación, también los tienen quienes trabajan juntos.
En ambos talleres, trabajados desde puntos de vista y contextos diferentes, buscamos alcanzar el mismo objetivo: Aprender a comunicarnos. Al final de cada taller siempre doy algunas recomendaciones y en esta ocasión les comparto una de ellas: '¡Saber escuchar!'.
Por lo general, cuando comunicamos algo queremos toda la atención de quien nos escucha, no solo que nos oiga sino que nos escuche y entienda lo que le queremos transmitir, pero cuando esto sucede al revés y somos nosotros quienes debemos escuchar, ¿Somos igual de exigentes? ¿Prestamos toda la atención debida? ¿Sabemos escuchar?
Me gustaría que tomemos en cuenta la definición de comunicación del autor Ángel Bager, especialista en liderazgo y trabajo en equipo: 'La comunicación es lo que el receptor entiende, no lo que el emisor dice'; es decir, no importa si lo dijiste bien si es que quien lo recibe no lo sabe recibir, y para recibir bien una información es necesario 'saber escuchar'.
A continuación les compartiré 5 puntos clave para aprender a ser mejores oyentes, es decir aprender a escuchar:
  1. Disposición para escuchar: ¿Cuándo alguien te busca para hablar contigo sigues en lo que estabas o dejas todo para atenderlo? Que molesto es hablar con alguien y siga mirando de vez en cuando a su reloj, celular, laptop o TV o pensando en otro tema (se nota cuando esto pasa); disponerse para escuchar es prepararse y disponer el espacio adecuado para atender a una persona, y si no puedes dejar de hacer lo que estabas haciendo será mejor citar a la persona para otro momento. Disponerte para escuchar, además de ser una muestra de respeto, es la mejor manera de generar confianza en la otra persona sea tu compañero, amigo, pareja o incluso un trabajador o jefe.
  2. Escuchar con atención: No solo es necesario crear el clima sino que es importantísimo prestar atención y el interlocutor debe darse cuenta que le estás escuchando con atención ¿Cómo? Con 3 consejos prácticos: Mirada fija en quien está hablando, expresiones faciales asertivas (evitar mostrar una actitud de juez o crítico) y finalmente dando señales de comprensión como asentir con la cabeza, con palabras como 'claro', 'te entiendo' o preguntas como '¿Que más?', '¿Qué sientes o sentiste?', etc.
  3. Generar y dar confianza: El principio de la comunicación está en que quien transmite información tiene una necesidad de comunicar algo y para bien o para mal te ha elegido a ti; a veces no porque quiera sino porque tiene que ser así. Pensemos en un trabajador con su jefe a quien debe pedirle un permiso o un consejo, en la gran mayoría de casos el primer sentimiento es el temor; o en el caso de las parejas, cuando se tiene que hablar de un tema sensible resulta muy difícil iniciar una conversación. ¿Cuál es la responsabilidad del oyente? Generar y dar confianza para que el emisor diga todo lo que quiere y necesita decir sin complejos. ¿Cómo? En parte es una cuestión de personalidad pero se puede regular y se pueden usar algunas frases asertivas como 'Dime, ¿En qué te puedo ayudar?' en vez de un 'Dime lo que necesitas rápido porque estoy apurado'.
  4. Ponerse en el lugar del otro: La persona que comunica algo tiene dos cosas, sentimientos y expectativas. Como oyente habrá que aprender a reconocer esas emociones y a detectar las expectativas. Por ejemplo el día de ayer mi esposa me cuenta algo personal, reconocí lo que sentía pero no sabía lo que quería, se lo pregunté 'Amor, ¿Deseas que te escucha o quieres un consejo?' contrario a lo que cualquiera pueda pensar me dijo 'Solo necesito que me escuches'. ¿Qué está sintiendo tu interlocutor? ¿Qué necesita de ti? ¿Respuestas, consejos o solo ser escuchado? Tendrás que descubrirlo, ¿Cómo? Poniéndote en su lugar, pensando como él, porque recuerda es una persona y al igual que tú tiene sentimientos y expectativas. No es suficiente con preguntarse ¿Cómo me sentiría si yo fuera él o ella? ¿Qué querría en su lugar? sino ¿Cómo se sentirá él o ella? ¿Qué necesita él o ella? Porque cada persona es distinta y una misma situación puede afectar de manera diferente a varias personas.
  5. ¡No INTERRUMPIR!: Que detestable es que alguien te interrumpa cuando estás hablando, incluso con el odioso 'disculpa que te interrumpa', claro que se pueden hacer preguntas para entender mejor la situación, pero no comentarios como 'Eso me recuerda a aquella vez en que...' o 'Te entiendo perfectamente a mi una vez me pasó que...'. Quien comunica, recuerda, tiene sentimientos y expectativas y una interrupción hace sentir mal (no genera confianza) y bloquea la principal expectativa de quien habla, ser escuchado.
Poniendo en práctica estos consejos podemos ser mejores oyentes, ¿Sabes por qué tenemos dos orejas y una boca? Para hablar menos y escuchar más, claro cuando no es nuestro turno de hablar.
Finalmente te comparto una pequeña historia que puede ayudarte a ser un mejor oyente: "El director de personal de una organización sale de su oficina al finalizar el día y se encuentra con su asistente, a quien le da una indicación 'El día de mañana por favor no quiero que me hagas tantas citas como el día de hoy, termino exhausto después de hablar con tantas personas, dar consejos y resolver sus problemas, creo que sería mejor que primero las atendieras tú y luego solo me derives las situaciones difíciles', a lo que el asistente respondió alegre 'Jefe, eso es lo que hago, hoy he atendido al doble de personas que usted', el director le preguntó cómo lo había logrado sin estar tan cansado como él, a lo que el joven respondió 'Mientras lo esperan, yo los escucho, al final les pregunto qué creen que deben hacer y mientras hablan se dan cuenta que ellos tienen la respuesta, me agradecen y se van'. 'Y porque no haces eso con todos' dijo el jefe; a lo que el joven respondió 'Eso, jefe, lo hago con todos, los que pasaron a su oficina solo quería saludarlo y comentarle que ya había resulto su problema y como usted estaba tan apurado no me dejó explicárselo, supuse que ellos lo harían ¿Les preguntó usted que querían o simplemente dio por supuesto que lo buscaban para escucharlo?'.
Es más importante escuchar primero antes de hablar, recuerda que quien habla tiene expectativas y la primera es ser escuchado, una vez satisfecha esta tal vez ni siquiera necesites hablar.

Dime como hablas y te diré en qué crees

Hablando
Nuestro lenguaje y las palabras que usamos
expresan lo que creemos de nosotros mismos.
Stephen R. Covey en su exitoso libro 'Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva', que contiene, para mi, un excelente manual para alcanzar desarrollo personal; desarrolla una idea que me ha venido dando vueltas en estos días y la titula 'Escuchando nuestro lenguaje'. En esta pequeña pero significativa parte de su libro, habla del lenguaje como un indicador del grado en que nos vemos como personas reactivas o proactivas.
Comparto esta opinión y creo que nuestro lenguaje y las palabras que usamos expresan lo que creemos de nosotros mismos; esas creencias se convierten en limitaciones, barreras o paradigmas que no nos permiten lograr lo que quisiéramos porque en el fondo creemos en algo que no nos lo permite y lo exteriorizamos inconscientemente a través de nuestro lenguaje.
Hace algunos años en una visita a mi psicóloga, ella me pidió que le relatara cómo me había ido durante la semana, se lo conté sin mayor problema; pero luego me invitó a dar un paso más y me preguntó como me sentí durante la semana, después de contárselo durante un par de minutos, me comentó que yo había utilizado cerca de 15 veces una palabra que para ella expresaba que una barrera en mí. Desde ese día empecé a darme cuenta que a veces hablaba usando términos de manera inconsciente que expresaban algo distinto a lo que realmente quería expresar.
Voy a compartir ahora algunas de las palabras o frases que solemos usar y que deberíamos descartar de nuestro lenguaje porque simplemente nos limitan y deberíamos reemplazarlas por otras que expresen que asumimos responsabilidad; y te mostraré lo que en el fondo expresan:
  1. "Yo soy así": La creencia que transmite es 'Sé que no soy perfecto, pero tampoco quiero serlo, es decir soy mediocre y aunque sé que puedo hacerlo mejor es más fácil para mi justificarme diciendo que soy así'. Elimina esta frase de tu vocabulario, no hay peor persona que el 'necio' que sabe que está mal pero prefiere seguir como está por facilismo o mediocridad; habrá que incorporar una nueva frase y creo que podría ser '¿En que crees que puedo mejorar?' o 'No te preocupes esto no se va a repetir'.
  2. "Trataré": El lenguaje oculto de esta palabra es 'No creo que pueda, me esforzaré solo para complacerte y que no pienses que soy mediocre, pero en realidad ya decidí que no lo voy a lograr, soy un perdedor, pero... trataré'. Esta palabra debe salir de nuestro lenguaje porque expresa que has perdido la batalla antes de comenzarla y nadie quiere relacionarse con perdedores; la frase que la puede reemplazar es 'Lo haré', 'Allí estaré', o cualquier otra que exprese con convicción tu deseo firme de hacer lo que te están solicitando.
  3. "Tengo que...": Usamos esta frase con un mensaje oculto que en realidad expresa 'Es una obligación y me fastidia hacerlo, pero no me queda de otra, así que tengo que...'. ¿Por qué todo tiene que ser una obligación? ¿Acaso tú no tomas decisiones? Desde que nos despertamos hasta que nos volvemos a acostar tomamos decisiones, por tanto no existe un tengo que, existen los quiero y necesito. Necesito levantarme para llegar temprano, quiero ir a trabajar, necesito hablar con tal persona, quiero ayudar a tal o cual amigo; además de cambiar el sentido de lo que hago me da una motivación adicional el hecho de decirme a mi mismo que quiero o que necesito.
  4. "Uno": Esta es una famosa palabra que usamos cuando intervenimos, por ejemplo 'A veces uno cree que...' o 'A veces uno llega a casa y...'. ¿Por qué 'uno' y no 'yo'? El lenguaje oculto de esta palabra es: 'Me identifico con lo que me dices, pero me da un poco de vergüenza que todos lo noten, pondré una barrera y en vez de decir que yo creo en tal cosa, mejor diré que a veces uno...'. Es una forma bonita de salir del paso, de no asumir responsabilidad, de lanzarle la pelota a otro o de no comprometerse, otra forma de hacerlo es diciendo 'la gente' o 'las personas', repito ¿Por qué no 'yo'? Que diferente sería si dijéramos las cosas en primera persona del singular 'Yo creo', 'Yo siento', 'Yo voy a...'.
  5. "¡Estoy harto!": Esta frase, dicha en un tono de grito normalmente, expresa algo que a veces no estamos dispuestos a asumir 'Me cansé, he estado aguantando y aguantando, pero ya no puedo más, he permitido que mis emociones me gobiernen y no tengo yo el control de la situación'. Podemos reemplazar esta frase con algo más responsable: respirar y decir 'Muy bien, hay algo que no está funcionando, me voy a ordenar'.
  6. "Si...': Palabra que precede a una condición que nos limita y expresa lo siguiente 'Si sucede algo que yo no puedo controlar entonces cambiaré o mejoré, mientras tanto, esperaré a que suceda y me mantendré limitado porque pongo la responsabilidad en otros y no en mi'. Es algo fuerte, pero es frecuente y hay que sacarlo de nuestra forma de expresarnos 'Si mi jefe fuera...', 'Si mi esposa...', 'Si no tuviera que...', 'Si, si, si...'. ¿Donde quedó tu poder de decidir? La consecuencia de usar esta palabra es que nos limitamos a nosotros mismos en función a lo que otros puedan hacer y además no asumimos la responsabilidad de lo que suceda, por eso la gente vive quejándose y lamentándose porque las cosas no dejarán de suceder, pero es mejor buscarlas que dejar que vengan, porque a nadie le gusta que le impongan nada.
Si usas alguna de estas palabras o frases o se te ha venido a la mente alguna otra, elimínalas de tu lenguaje y cámbialas por palabras y frases que expresen tu responsabilidad y ánimo por hacer que las cosas sucedan. Ojalá nunca llegues a usarlas todas en una sola oración como 'Gracias por tus consejos, pero yo soy así, trataré de mejorar, por que sí, ¡Estoy harto!, y soy consciente que tengo que cambiar, aunque tu sabes uno a veces quiere hacer las cosas pero si las demás personas no te ayudan es mucho más difícil'.

Lo que aprendí de mis maestros

Misión, vocación
¿Cuándo un profesor se convierte en maestro?
Cuando pasa del enseñar al formar.
Estudié en un bueno colegio, y no solo por el prestigio sino sobre todo porque tenía buenos maestros, es lógico que mientras estuve en el colegio no lo sabía o si lo sabía no lo valoraba lo suficiente; unos años después, a pesar de haber estudiado administración de empresas, terminé enseñando en el mismo colegio en el que estudié. Recién en ese momento, compartiendo con profesores que fueron mis maestros, terminé de darme cuenta lo valiosos que son los maestros.
¿Qué aprendí de ellos? Creo que muchas cosas, incluso de los que no eran tan buenos, y quiero contarles 5 de estas enseñanzas que me dejaron mis maestros, no solo de colegio, y que hoy me sirven demasiado.
  1. Dar todo de mi y esforzarme al máximo: He pasado por amanecidas y trabajos interminables, exámenes difíciles y otros imposibles, pero al final, aunque no haya logrado aprender todo de memoria, gracias a ese profesor que me exigió y que a veces me dio otra oportunidad, me esforcé y dí mucho de mí, sacrifiqué salidas y reuniones, pero valió la pena, porque cuando ves el resultado de un examen bien rendido o una exposición excelente, esa satisfacción no te la quita nadie. Aprendí a dar todo de mi porque alguien me dijo que lo podía hacer mejor y me esforcé al máximo para no defraudarme y no decepcionar a esa persona, a mi profesor, a mi maestro.
  2. Respetar y obedecer a alguien que no sea mi papá o mi mamá y tenerle cariño al mismo tiempo: Estamos acostumbrados a respetar y obedecer a nuestros padres porque son nuestros padres, representan una figura de autoridad, pero un profesor se convierte en maestro cuando se gana tu confianza y respeto. He tenido muchos maestros que han tenido que sufrir para llegar a mi y a mis compañeros, pero no se cansaron y en supieron esperar el momento preciso para acercase y hablar, ¿De qué? De lo que sea y en ese momento dejó de ser un profesor para convertirse en un maestro en quien confías y a quién respetas y estás dispuesto a obedecer, por el simple hecho de ser tu maestro.
  3. Ser corregido e incluso reprendido y ayudado para mejorar: Nunca me voy a olvidar de muchas cosas del colegio pero de algo que en su momento no valoré pero que me sirvió mucho fueron los memorandums, las llamadas de atención y las sacadas del aula. Tal vez sean métodos que actualmente no son tan efectivos pero para mi lo fueron y aprendí que alguien te puede corregir y seguir queriéndote, que alguien ve tus errores y te corrige no para humillarte y sino para hacerte una mejor persona y sacar lo mejor de ti; aprendí que un profesor cumple con sus horas y temas, pero un maestro detiene su clase cuando tiene que hablar con sus alumnos y ayudarlos a ser mejores, aprendí que ser corregido es bueno, porque es la única manera de salir de la mediocridad y emprender un camino de mejora y eso me lo enseñaron mis maestros.
  4. Valorar el esfuerzo y apoyo incondicional de las personas: Recuerdo que el día que dicté mis primeras dos horas de clase me pregunté cómo podían aguantar los profesores cerca de 8 horas al día trabajando con alumnos que a veces no quieren escucharte o que simplemente están ahí por obligación más no por convicción. Conforme fue pasando el tiempo me di cuenta de la respuesta, y es que no importa como sean tus alumnos al final los terminas queriendo a todos, incluso a aquel que nunca aprobó una práctica o que no prestaba atención; ese cariño es indescriptible pero se llega a sentir y en ese momento me di cuenta que muchas veces yo había sido una piedra en el zapato para mis profesores, que se volvieron maestros cuando, sin importar mi actitud o mi comportamiento, me apoyaron incondicionalmente y supieron ser pacientes; aunque tal vez esa paciencia no sea saciada nunca porque un maestro casi nunca ve los frutos de su esfuerzo; sin embargo ahí están incondicionalmente.
  5. Admirar a un héroe de la vida real: La profesión de educador no es la más rentable ni tampoco la más atractiva, pero existe; no solo porque es necesaria sino porque hay gente dispuesta a entregar su vida por formar a otras personas que tal vez nunca te lo agradezcan. En mis maestros he encontrado héroes cuyo trabajo no termina en el colegio sino que llegan a casa a pensar en estrategias para conectarse con sus alumnos y ayudarlos a aprender, llegan a casa a revisar exámenes y trabajos, terminan el día y piden a Dios por su familia pero también por sus alumnos, trabajan en el anonimato sin que a veces nadie sepa el esfuerzo que están haciendo por estar en el aula con un hijo o esposo(a) enfermos, dan más de lo que se les pide cuando llaman a tus padres porque están preocupados por ti o incluso cuando te llaman para conversar y dejan de almorzar para atenderte, ¿Cuándo un profesor se convierte en un maestro, en un héroe? Cuando pasa del enseñar al formar, como decía San Agustín hacer de una persona y verdadero ser humano, un hombre digno entre los hombres.
Gracias a todos mis profesores del Colegio San Agustín de Chiclayo y de la USAT que asumieron el reto de convertirse en maestros y gracias también a todos aquellos que, sin haber sido mis profesores, se convirtieron también en mis maestros; finalmente gracias a todos los que comparten la misión de ser maestros, en especial a mis colegas del Colegio San Agustín; los quiero, respeto y admiro mucho, para mi son ¡Mis héroes!

6 Pasos para aprender a manejar tus emociones

¿Alguna vez te ha pasado que te sientes mal o sin ganas y es como si ese día no quisieras hacer nada o que crees que el peso que tienes sobre tus hombros (a nivel emocional) es demasiado y no vas a poder sobrellevarlo?
Mucho se habla hoy sobre 'inteligencia emocional', un término que hace referencia a la 'capacidad de percibir y expresar emociones, regulando no solo las nuestras sino también las ajenas'. Existen dos niveles que toda persona que pretende ser 'inteligente emocionalmente' debe conocer:
    • La competencia emocional: Está referida al 'yo' y a cómo reconozco y manejo mis propias emociones.
    • La competencia social: Abarca el ámbito externo 'los otros', y cómo reconozco y manejo sus emociones.
    Inteligencia Emocional
    ¿Qué pasaría si en vez de que nuestras emociones nos
    dominen, nosotros las dominamos a ellas?
    Hoy hablaremos de la 'competencia emocional', es decir de ¿Cómo puedo reconocer y manejar mis propias emociones?

    Nuestra dimensión emocional es una dimensión bastante 'hábil', nos puede hacer creer que lo podemos todo, como en aquellas oportunidades en las que has asumido un reto y disfrutaste haciendo algo realmente difícil; pero también nos puede hacer creer que no podemos nada; como en aquellos días en los que no quieres levantarte de la cama y piensas que no hay manera de lograr lo que tienes que hacer en todo el día. ¿Qué pasaría si en vez de que las emociones nos dominen (tanto para las cosas positivas como negativas), fuéramos nosotros quienes domináramos a nuestras emociones?
    Hace unos días en un taller alguien me preguntó cómo manejar las emociones cuando estas son desagradables, como el miedo, la preocupación o la tristeza; a continuación vamos a revisar 5 pasos para aprender a manejar las emociones y que estas no nos manejen a nosotros:
    1. Reconoce e identifica tus emociones: Durante mucho tiempo yo no aceptaba bromas o chistes contra mi, y me fastidiaba con mucha facilidad; un día uno de mis mejores amigos, sin que yo lo sepa, decidió ayudarme a superar esto, me fastidió tanto que exploté y cuando le reclamé me dijo ¿Te das cuenta que siempre te pasa lo mismo? ¿Por qué mejor no te ríes conmigo? Fue difícil, pero en ese momento me di cuenta que esto era algo bastante común en mi y decidí empezar el proceso de manejar esta emoción. ¿Cuál es la emoción o las emociones que normalmente te dominan?
    2. Acepta que no eres perfecto: Que difícil es aceptar que no tengo todo lo que quisiera o que no soy como quisiera, pero... tienes tus idas y venidas y tus altos y bajos y a nivel emocional sucede de la misma manera, acéptalo para que puedas comenzar a trabajarlo, de lo contrario siempre darás excusas como 'yo soy así y ya no puedo cambiar' o 'es que me dijo que...', el entorno y tus emociones no pueden ser más fuertes que tus convicciones, pero apara trabajar en eso es necesario aceptar que no somos perfectos.
    3. Iniciar un proceso de mejora personal: Toma una decisión de mejorar, sólo tu puedes iniciar ese proceso de ser mejor, nadie lo hará por ti, aún cuando puedes pedir ayuda de algún amigo o profesional. Trázate metas para cada día, no permitas que tu corazón domine sobre tu mente, entrena a tu mente para que domine sobre tu corazón, lo cual no significa que no vas a sentir sino que vas a aprender a sentir. Una tristeza no puede ser más fuerte que las miles de oportunidad que encontrarás en el camino para ser feliz.
    4. Ante cada situación, decide cómo vas a reaccionar: Ante cada experiencia vivida hay dos opciones, lamentarte y frustrarte o fijarte en el lado positivo de lo que te está sucediendo ¿Cómo eliges reaccionar?
    5. Si es algo que no puedes resolver en el momento, sácalo de tu mente: A veces vivimos 'pre-ocupados' es decir ocupados con algo antes de que sea realmente necesario prestarle atención, si hay algo que no te deja tranquilo pero no lo puedes resolver en ese momento sácalo de tu mente y posponlo para más adelante, claro y si puedes resolverlo hazlo inmediatamente para que no te siga desenfocando.
    6. Si es algo demasiado malo o difícil, desfoga si es necesario, pero reacciona y levántate: Recuerda que no eres perfecto y hay emociones que nos pueden llegar a 'tumbar' pero, recuerda también, que esa emoción no puede decidir por ti, por tanto si necesitas hacerlo desfoga, habla con alguien, llora o lamentate (solo un poco) y luego respira hondo y levántate, nunca permitas que tus emociones, por más desagradables que sean, determinen los pasos que vas a dar en adelante, porque si lo haces puede que te lamentes después por hacer algo que no querías.
    Finalmente, reflexiona con esta pequeña historia:
    Sacúdete de las experiencias negativas y emociones desagradables, levántate y sigue. Recuerda que hasta el anillo de oro más precioso primero ha debido ser fundido para convertirse en una joya preciosa.

    ¿Estás dispuesto a cruzar este puente y pasar de un extremo al otro?

    Pasar de victima a responsable
    A veces es necesario cruzar un puente que nos da miedo
    y más cuando no sabemos qué habrá del otro lado. 
    Una tribu atravesaba por una crisis por falta de alimentos, uno de los miembros del grupo decidió resolver el problema saliendo a buscar la comida en otros lugares; hacía mucho tiempo que nadie había salido de la tribu y naturalmente a todos les extrañó la decisión de este hombre y nadie quiso acompañarlo. Para salir del lugar donde se encontraba la tribu era necesario cruzar un puente que habían construido sus ancestros. La generación actual de la tribu no sabía que había al otro lado del puente, lo cual dio más temor a todos y menos ánimo de acompañar a este hombre; las leyendas hablaban de monstruos y peligros que hicieron que sus ancestros no quisieran volver a salir de la tribu. Justo antes de cruzar, un joven de la tribu se acercó al 'héroe' y le preguntó por qué lo hacía y este le contestó 'Siempre quise ser diferente pero nunca encontré la oportunidad, ahora creo que este es el momento de hacer algo distinto'; a lo cual el joven replicó '¡Pero puedes morir en el intento!'; y, antes de marcharse, el hombre respondió 'Si muero moriré sabiendo que fui diferente a todos ustedes, al menos, cruzando este puente, no moriré de hambre, no moriré siendo una victima, moriré haciendo lo que siempre quise hacer ¡Ser diferente!, y tal vez haciéndolo encuentre la forma de salvar a mi tribu'.
    ¿Sabes que diferenció a este hombre del resto de los miembros de la tribu? Decidió dejar de ser la victima para ser responsable. Agradezco a la persona que me enseño esta lección hace unos días: 'Pasar del lado victima al lado responsable'.
    Como seres humanos estamos más predispuestos a ser victimas que a ser responsables; lamentablemente esa actitud nos hace débiles, mediocres, conformistas incluso; pero sobre todo no nos permite alcanzar nuestras metas y mucho menos la felicidad.

    Ser víctima vs. ser responsable

    Ser una víctima es una actitud bastante común y la solemos asumir como mecanismo de defensa para no asumir la responsabilidad y emprender un camino de mejora, desde que pensamos o hablamos estamos asumiendo una actitud, revisa estas frases y pregúntate de que lado estás:
    • ¿Por qué esto me pasa a mi? vs. ¿Qué puedo aprender de esta experiencia?
    • ¿Qué habré hecho yo para merecer esto? vs. ¿Qué debo mejorar para que esto no vuelva a suceder?
    • No entiendo porqué la gente buena siempre termina herida y lastimada. vs. Gracias a esta experiencia ahora soy mejor y más fuerte.
    • Ojalá hoy las cosas sean diferentes... vs. Hoy definitivamente las cosas serán diferentes.
    • Nadie me entiende ni me apoya vs. No importa si nadie me entiende ni me apoya, este es mi sueño y lucharé por alcanzarlo.
    • Yo soy así y nadie me puede cambiar vs. ¿Qué puedo cambiar en mi para ser mejor?
    Existen muchas frases más que pensamos o decimos cuando estamos en uno de estos lados, pero lo realmente importante es empezar el proceso de mejora pasando de un extremo al otro, pasando de ser víctima a ser responsable. ¿Estás dispuesto?
    No sabemos que sucedió con el 'héroe' de la tribu, pero estoy seguro que desde el momento en que cruzó ese puente, aún con el temor natural de experimentar algo nuevo, se sintió muy feliz porque asumió su responsabilidad y en vez de preguntarse porqué esa crisis había llegado a ellos decidió asumir la responsabilidad de solucionar el problema, tal vez sintió en ocasiones las ganas de volver, pero respiró profundo y siguió; para hacerlo a veces es necesario cruzar un puente que nos da miedo y más cuando no sabemos que habrá del otro lado, cruzar de un extremo al otro, pasar de preguntarnos porqué a agradecer, tomar aire y emprender el camino con la alegría y entusiasmo que siempre supone conocer algo nuevo.
    Te invito a pasar de tu lado víctima a tu lado responsable, sabiendo que del otro lado puedes encontrar todo aquello que has estado buscando y entendiendo que lo peor que puede pasar nunca será tan malo como permanecer sufriente en el lado de víctima sin hacer nada, esperando a que la solución llegue sin haber echo nada, ningún esfuerzo, ningún sacrificio.
    ¿Estás dispuesto a cruzar este puente y pasar de un extremo al otro? Tal vez de miedo, pero es agradable la sensación, tal vez den ganas de mirar atrás y volver, pero, a mí particularmente, me llama la atención más mirar hacia adelante y conocer algo nuevo, algo diferente, que volver a lo ya conocido que alguna vez dejé por alguna razón. ¡Ánimo que hay mucho camino por recorrer!